Una cifra equivalente a la mitad de la población española practica asiduamente yoga en Estados Unidos, principalmente mujeres. Repentinamente, todas estas yoguinis sufren una carestía de prendas de yoga, después de que el fabricante canadiense Lululemon haya ordenado la retirada de decenas de millones de pantalones de sus tiendas y de Internet al haber detectado una “excesiva transparencia” en sus prendas.
El asunto no es baladí. Primero, porque Lululemon es la empresa que más se ha lucrado con la popularización de la milenaria disciplina
en aquel país. En segundo lugar, porque no se trata de prendas baratas:
estamos hablando de mallas normales y corrientes que cuestan 98 dólares (más de 80 euros). Las ventas de la empresa podrían reducirse en 20 millones de dólares por la contrariedad, explica WSJ.
El problema, como suele ser habitual (recordemos el caso de las tartas de Ikea), viene por un proveedor que no ha cumplido con los estándares de calidad. Se trata del fabricante taiwanés Eclat Textile, que despacha los pedidos de Lululemon por una fracción de su precio de venta. Es decir: la empresa está vendiendo a precio de oro pantalones que no son mucho mejores que unas mallas de mercadillo.
Pero en defensa de la empresa hay que reconocer que su oferta de reembolsar a las clientas el dinero gastado en las mallas apuntalará el prestigio de la marca, aunque sea a costa de erosionar su cotización bursátil, argumentan en BuzzFeed. Se trata de un ejemplo diáfano de transparencia empresarial, valga la ironía.
No es la primera vez que Lululemon tiene un problema con la calidad de las prendas que vende. La temporada pasada también tuvo que retirar una partida de bañadores por el mismo problema –no dejaban nada a la imaginación del resto de los nadadores- y otro por la calidad de los tintes de las prendas, que acababan destiñendo.
Visto en BuzzFeed, con información de Wall Street Journal y Yoga Journal. Fotos de www.girlsinyogapants.com.
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