20130629

Una noche en el piso 100 de la torre Willis

evidentemente no todo será como lo cuentan, pero lo cierto es que hay un abismo entre hispanistán y cualquier otro país que se considere desarrollado..


Una noche en el piso 100 de la torre Willis

Debido a ciertos últimos acontecimientos, que es mejor no mentar, se me viene a la cabeza una historia que me ocurrió recientemente en un viaje a Chicago. Contextualizo. Motivo del viaje: Feria BIO 2013 (para el que no lo sepa, la mayor feria biotecnológica del mundo, que se celebra, cómo no, en Estados Unidos). Tras un día plagado de reuniones de partnering (estilo bar de citas cara a cara, pero para hacer negocios), nos invitaron (a mi compañera de trabajo y a mí) a una recepción del estado de Nueva Jersey en el piso 100 del edificio más alto de Chicago, el Willis. Fuera del recinto ferial la lluvia caía con fuerza, intentando desanimarnos de asistir a la recepción (el hotel calentito era mucho más sugerente que prolongar la jornada de trabajo un par de horas más). El tiempo se nos echó encima, por lo que tuvimos que volar por la feria camino de un autobús que perdíamos mientras los estands comenzaban a cerrar. Atravesamos corredores del interior del McCormick Place, subimos y bajamos escaleras mecánicas que nos condujeron hasta un pequeño muelle donde nos esperaba un autobús que ya cerraba sus puertas. Nos arrojamos dentro. Allí, nos esperaban tres personas del equipo de Choose New Jersey, una iniciativa del Gobierno de este estado para captar empresas extranjeras (o americanas) para implantarse en Nueva Jersey. Fueron amables desde el principio. Preguntaron a qué nos dedicábamos, si teníamos intención de dar el salto, si nos gustaría instalarnos en su estado. El viaje se hizo largo, a pesar de que la lluvia nos entretenía chocando violenta contra los cristales, mientras divisábamos afuera una ciudad brumosa y gris.

La Torre Willis (antes Sears) se abría sobre un enorme hall acristalado. El ascensor voló veloz hacia el piso 100. Salimos, cruzamos el distribuidor y entramos en la recepción. Los invitados iban acercándose uno a uno presentándose, intercambiando tarjetas, describiendo los respectivos negocios con el clásico elevator pitch, como si de una letanía se tratase. En un momento dado, alguien me cogió del brazo y me acercó a una señora que yo no conocía:

—Te presento a la gobernadora Kim Guadagno —me dijo, y comenzamos a intercambiar frases amables.

—Disculpa —indicó ella— no hablo español —y continuamos la conversación en inglés. Le expliqué nuestro negocio, algunas inquietudes, unos pocos anhelos.

—… pero somos una empresa pequeña —le dije.

—Por ahora —me contestó.

Al poco rato continuó su ronda, interesándose por los demás invitados. Desde los ventanales de la sala solo se podía ver el interior de la nube que envolvía la torre. En algún momento de la noche alguien hizo tintinear un vaso anunciando que la gobernadora diría unas palabras antes de la cena. Fueron diez minutos deliciosos, y no pude más que intercambiar miradas de complicidad con mi compañera, mientras aquella mujer relataba el decálogo que todos los emprendedores científicos tienen metido en la cabeza. Nos explicó que en su estado están 14 de las 20 principales farmacéuticas del mundo, y que se puede ir de una a otra “andando, sin coger un avión”. “Es el único sitio del mundo en que esto pasa”, concluyó. “Tenemos más científicos e ingenieros por milla cuadrada que en ningún otro lugar del planeta”, pronunció orgullosa. Siguió el discurso. Nos contó que la empresa farma mueve anualmente en su estado 58 billones americanos de dólares, algo más de 43.000 millones de euros, y que la mayoría se debe a la inversión en ciencia y tecnología, que aúna los esfuerzos de las grandes universidades (¿les suena Princeton?), las grandes farmas, las pequeñas y medianas biotecs, los hospitales, y por supuesto el Gobierno del estado, que se reúne todos (sí, he dicho todos) los jueves para “solucionar problemas” con las biotec, farmas, centros hospitalarios y universidades. En un alarde de americanidad, la gobernadora espetó al público: “¡Que levante la mano el que no tenga mi número de móvil personal!”. Tracey, su mano derecha, sonreía y asentía a su lado, mientras sus ojos chispeaban culminando un voluminoso cuerpo negro. Contó algunas anécdotas más, como aquella vez que intentaron traerse una empresa suiza pero les ganó Pensilvania por la mano. Pero esperaron su oportunidad, y cuando esa empresa tuvo necesidad de crecer, consiguieron llevársela a Nueva Jersey ofreciéndoles nuevos laboratorios. Acabó. Me quedé en silencio, anonadado. Siguió el baile de presentaciones. Empresarios, profesores de universidades públicas y privadas, personal del Gobierno del estado, médicos… De repente apareció, como salido de la nada, un tipo pequeño y musculoso, esbozando una gran sonrisa.

—Me llamo Eddy —dijo en castellano—, soy de Guatemala, me manda la gobernadora para que hable con ustedes.

Y hablamos. Sobre lo que necesitábamos para instalarnos allí. Él preguntaba, nosotros asentíamos.

—¿Necesitan instalaciones? —preguntó.

—Sí —respondimos nosotros.

—¿Acceso a capital?

—Sí.

—¿Conexión con las universidades?

—Sí.

—¿Con hospitales?

—Sí.

—¿Eventos de networking?

—Sí.

—¿Tienen hijos?

—Sí —dijimos nosotros.

—Nueva Jersey es su sitio entonces, tenemos las cuatro estaciones, los mejores colegios, playas, lo que necesiten. Les va a encantar —concluyó.

Mi amigo Ángel me cuenta que ellos ya han instalado una empresa allí, y que Eddy es como parece, un buen tipo y muy dispuesto. Y que lo que cuentan es verdad.

Siguió la noche. Cenamos. Hubo otro speech. Un concurso sobre cubos de Rubik. Algunas risas. Bastantes sorpresas que otro día contaré.

Un par de horas después bajábamos en el ascensor hacia el séptimo círculo. Salimos a la calle. Cogimos un taxi amarillo bajo la lluvia eterna. Volamos hacia el hotel atravesando la ciudad oscura y desierta.

No solo fue el estado de Nueva Jersey. Los días sucesivos fuimos tentados por personal de Maryland, Carolina del Norte, Massachusetts…

Días más tarde mi avión aterrizaba en el pequeño aeródromo de Granada. Subí a mi coche. Encendí la radio. Las noticias de siempre. “Superamos el umbral de los seis millones de parados”, vomitó el locutor. Llegué a casa, ya triste. Desilusionado de nuevo. Rememorando la pobre España de Larra, de Baroja, de Unamuno, tan parecida a esta. Siempre volvemos a don Miguel. “Me duele España”, decía. A mí también. Pero yo tengo algún achaque más.

Esta mañana he ido al médico —Empezó por dolerme Granada —le he dicho— pero luego el dolor subió hasta Andalucía, y desde hace unos meses me duele España entera… Doctor, ¿tiene arreglo?

20130615

Un banquero texano ofrece un millón de dólares por resolver una ecuación

Un banquero texano ofrece un millón de dólares por resolver una ecuación
Un banquero de Texas, y matemático autodidacta, está dispuesto a pagar un millón de dólares a la persona que sea capaz de hallar la solución a una ecuación planteada por él mismo y cuyo nombre atiende a la 'Conjertura de Beal'.

Si quiere ganar un millón de dólares, ya sabe: repase sus conocimientos matemáticos y sumérjase en el mundo de las ecuaciones. Recientemente, Andrew Beal, el banquero texno, ha entregado a la Sociedad Matemática Americana el gran premio que se llevará quien pueda probar la "Conjetura de Beal", un problema matemático relacionado con el "Último Teorema de Fermat", resuelto por Andrew Wiles y Richard Taylor, apenas 350 años después de ser planteado.

Y precisamente fue en 1993 cuando Beal trabajó con computadores en el teorema de Fermat y descubrió otro problema, al tiempo que confirmaba con académicos matemáticos que lo que había descubierto era una conjetura totalmente nueva.

Hasta ahora la teoría ha sido relativamente fácil de plantear y entender. Pero eso sí: muy difícil de probar.

Ahora, dicta las reglas de la Sociedad Matemática Americana, quien quiera ganar este galardón tendrá dos años para presentar su solución o un contraejemplo (una excpeción). Si consigue dar con una solución, ésta deberá aparecer en una publicación matemática acreditada.

La Conjetura de Beal

La Conjetura de Beal establece que las únicas soluciones a la ecuación Ax By = Cz, cuando A, B y C son números enteros positivos, y x,y y z son números enteros positivos mayores que 2, son aquellas en las cuales A, B y C tienen un factor común (como la forma 8, 6 y 10, que tiene un factor común de 2). ¿Ha empezado a pensar?

20130608

Por los pelos: cuatro productos que salvaron a sus compañías de una bancarrota segura

Por los pelos: cuatro productos que salvaron a sus compañías de una bancarrota segura

Como Norman Foster, que presumía de haber estado a punto de la bancarrota varias veces, justo antes de que su estudio ganase algún concurso millonario para llevar a cabo un nuevo gran proyecto arquitectónico, muchas grandes empresas tecnológicas, de las que a priori podríamos pensar que lo tienen siempre todo bajo control, se la han jugado más de una vez a una sola carta para salvarse de la quiebra. A diferencia del arquitecto británico, que en alguna ocasión ha colado obras de dudosa novedad técnica, además de infladas económicamente, en tecnología la innovación es la base del éxito de un producto. Aún así, nunca está garantizado: depende de factores externos, como la madurez del mercado o el marketing.

Aunque las empresas en apuros necesitan productos explosivos, capaces de conquistar el mercado en plazos cortos, lograr un hito de este tipo -más habitual en etapas primitivas de la informática- es una misión cada vez más difícil, precisamente porque la mayoría de los sectores del mercado están copados.

No es posible inventar de la noche a la mañana un producto que se desmarque de todos los demás, como ocurrió con la Nintendo Wii, que Shigeru Miyamoto, el padre de Super Mario, considerado la persona viva más influyente de la cultura mundial, se sacó de la manga para salvar a la compañía de videojuegos de la quiebra. El ejemplo de la consola, por su carácter innovador, capaz de influir en los hábitos de las personas, es similar, en esencia, al iPod de Apple, que transformó la cultura musical del siglo XXI a nivel de usuario.

Estrategias a largo plazo

Generalmente, las estrategias de las empresas son a día de hoy largoplazistas, y en ese sentido los fabricantes de móviles son los más pacientes del mercado. Dos ejemplos claros de este tipo de tácticas a futuro son el HTC One y Blackberry Z10, modelos donde han depositado sus esperanzas dos compañías actualmente en serios apuros. Teniendo en cuenta el ejemplo de Guillette y las maquinillas de afeitar desechables en el siglo pasado, la paciencia no parece una mala idea, si una empresa cuenta con el tiempo suficiente para remontar, además de audacia para el marketing y las estrategias de venta.


A King Gillette se le ocurrió la idea de las cuchillas de usar y tirar mientras se afeitaba con una hoja desgastada. ¿Por qué afilar continuamente la misma cuchilla cuando se podían fabricar y vender cuchillas desechables? En su mente fue una revolución, pero en 1903 la firma sólo vendió 168 cuchillas. La estrategia que siguieron para llegar a ser el líder absoluto del mercado inauguró una tendencia que hoy nos suena, porque es a lo que nos han acostumbrado las compañías de telefonía: la financiación de dispositivos. Gillette inauguró el método, en su época, regalando de forma masiva las nuevas cuchillas a los militares norteamericanos -también se las dieron a los bancos, como obsequio para sus nuevos clientes-, conscientes de que, como en la teoría de Lamarck, el uso hace al órgano.

En el caso de otros productos más recientes no había tiempo para ser pacientes, y los resultados a corto plazo eran imprescindibles. El uso y el órgano, las ventas, debían nacer al mismo tiempo. Sin duda, Apple ha sido tradicionalmente la gran maestra en este arte donde se mezcla la innovación y el marketing más explosivo.

iMac G3: el principio de la recuperación de Apple

Aunque el iPod, lanzado en 2001, es considerado como el auténtico producto salvador de Apple, porque el producto no sólo introdujo novedades técnicas sino que cambió la forma en que las personas consumen música, para devolver a Apple a la senda de los beneficios se necesitó otro producto, y en este caso fue el primer iMac, lanzado en 1998.

Después de que en los 90, coincidiendo con la ausencia de Steve Jobs en la compañía, Apple perdiese poco a poco cuota de mercado frente al avance imparable de los PC, abanderados por Microsoft, a finales de la década la firma de la manzana coqueteaba ya con la bancarrota. Había perdido el equilibro entre innovación y ventas que le había caracterizado en la segunda mitad de los 80, tras la aparición del Macintosh, el primer ordenador personal masivo con ratón e interfaz gráfico, que Ridley Scott inmortalizó en una pieza publicitaria memorable.

En 1997, el panorama no era el mismo, hasta que llegó de nuevo el momento de Jobs. La historia de su asociación con Bill Gates, que a través de Microsoft invirtió en Apple 150 millones de dólares en acciones para apoyar el relanzamiento de la compañía, no sin obtener una jugosa contrapartida a través de un acuerdo de cinco años para incluir el paquete Office en Mac y convertir Internet Explorer en el navegador oficial de la marca, es ya un mito en la historia de la tecnología.


Sin embargo, el apoyo de Gates no salvó milagrosamente a Apple. La firma necesitaba nuevos productos para vender masivamente, y el primero de ellos fue el iMac G3, que hoy es considerado una referencia del diseño industrial, ostentando el récord de Apple en cuanto a acabados, trece en total. Se empezó a vender en agosto de 1998, y pronto conquistó a los usuarios, convirtiéndose en uno de los ordenadores de la historia que más rápido se han vendido, a lo largo de un período de cuatro años.

La tinta sólida: Xerox recupera el espíritu de Alan Kay

Desde su nacimiento, Xerox se convirtió en el paradigma de la innovación. En la edad de oro de la informática, en los 70, cuando el mercado era tan vírgen que cualquier mínimo aleteo de una compañía podía significar la conquista inmediata del incipiente mercado global, la compañía norteamericana tuvo la oportunidad de dominar varios sectores. Fue Alan Kay, en el Centro de Investigación de Xerox, en Palo Alto, quien desarrolló la interfaz de usuario gráfica (GUI: graphical user interface), que se convirtió en la base de los primeros sistemas operativos de Apple y Microsoft: Windows y Mac OS X. Y también Kay, uno más entre cientos de investigadores excelentes, inventó el Dynabook, que se puede considerar el antecedente de las tablets modernas.

Además, en el seno de Xerox se maduraron las tecnología del ratón y ethernet, pero entre tantas posibilidades desaprovechadas, fue en el sector de las fotocopiadoras e impresoras donde encontraron su principal línea de negocio. Entre otra cosas, inventaron la impresión láser y fueron líderes del mercado hasta que se acabó la música: las patentes que permitían a Xerox su dominio caducaron. Ya no levantaron cabeza: el nuevo siglo les pilló en pañales.


En 2001, Anne Mulcahy asumió la dirección de una empresa cercana a la quiebra, una situación financiera que mantuvo a la compañía en una especie de de hibernación de duró siete años. Pero Xerox no dormía, sino que se preparaba para un renacimiento espectacular, retomando la senda perdida de la innovación. En 2008, anunciaron el mayor cambio de imagen corporativa de su historia y entró como CEO de la firma Ursula Burns, la primera mujer afroamericana en liderar una gran empresa estadounidense.

Desde entonces, se han convertido en un proveedor de servicios especializados de impresión de documentos, con alguno de los sistemas más avanzados de un mercado -ya son capaces de imprimir chips- que han vuelto a dominar en el ámbito de la tinta seca (tóner). Entre ellos, su apuesta por la tinta sólida para la impresión en color, una tecnología que Xerox posee en exclusiva, y que permite ahorros de hasta el 70%, les ha permitido marcar la diferencia en el mercado, tanto en términos de facturación como de innovación. Hoy por hoy, el Grupo Xerox es una de las compañías más innovadoras del mundo: sólo en 2012, registró 1.900 patentes, entrando en el top 50 de la lista IFI Patent Intelligence. El espíritu de Alan Kay ha vuelto.

20130605

10 mitos falsos sobre el ahorro energético en el hogar

10 mitos falsos sobre el ahorro energético en el hogar

Mito número 1: dejar nuestros aparatos eléctricos en modo espera o standby apenas consume energía. Esta es una primera idea que hay que desterrar, aunque lo cierto es que cada vez más gente se va concienciando sobre este punto y opta por apagar por completo sus aparatos. Ten en cuenta que el standby representa cerca del 5% del consumo de nuestros hogares y olvidarnos de su uso puede suponernos un ahorro de hasta 100 euros anuales.

Mito número 2: es mejor mantener una temperatura ambiente que apagar la calefacción. Segunda premisa a olvidar y esta sí que ha calado hondo en el imaginario de los hogares. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía recomienda ajustar el encendido de la calefacción al horario real de ocupación de las viviendas y apagarla por la noche. Es más eficiente que dejarla encendida toda la noche.

Mito número 3: mantener los fluorescentes encendidos gasta menos que si se encienden y apagan cada vez. Otra idea falsa. Lo que sí puede ocurrir es que la vida del fluorescente pueda acortarse si se enciende repetidas veces. Si tenemos claro esto y además utilizamos bombillas de bajo consumo conseguiremos un ahorro energético mayor.

Mito número 4: la cocina de gas gasta más que las vitrocerámicas actuales. Falso, serán más cómodas pero consumen cuatro veces más que las de gas.

Mito número 5: es mejor lavar los platos a mano que en el lavavajillas. A pesar de ser más incomodo, mucha gente opta por lavar a mano en lugar de poner el lavavajilla, basándose en esta premisa falsa. En concreto, el lavado a mano puede suponer unos 119 litros de agua frente a los 15 litros por lavado de un lavavajillas eficiente para la misma cantidad de vajilla. Así que ahórrate esfuerzos innecesarios.

Mito número 6: en verano consumimos menos energía. Esto es falso y mucho más en los últimos años en los que el uso de aparatos de aire se ha disparado.

Mito número 7: el cambio de hora supone un ahorro de energía. Mover las agujas del reloj dos veces al año no implica necesariamente un ahorro de energía. Al atrasar nuestro reloj una hora, la oscuridad llega una hora antes de lo habitual y dado que nuestra jornada laboral se mantiene invariable será por la tarde al llegar a casa cuándo consumiremos esa hora de luz que nos hemos ahorrado por la mañana.

Mito número 8: es más cara la electricidad que el gas. Este mito es relativo pues el ahorro no viene dado del uso de una energía u otra. Lo determinante es el tipo de vivienda y el lugar en el que ubique.

Mito número 9: el gasto energético no depende del tipo de electrodoméstico que tengamos. Otra idea que debemos olvidar. Es importante poner atención en la compra de nuestros aparatos. Un electrodoméstico de la clase G puede consumir tres veces más que uno de clase A. Esto lo podrás comprobar en la etiqueta de eficiencia que los electrodomésticos deben llevar.

Mito número 10: dejar el ventilador encendido en una habitación cerrada enfría el ambiente. Falso también. El ventilador lo único que hace es mover el aire de la estancia pero nunca enfriar o regular la temperatura.

Seguramente, la idea de que estos mitos sean falsos os habrá sorprendido pero nunca es tarde para modificar nuestras costumbres. Más aún si nos ahorramos un dinero a final de mes y encima contribuimos a cuidar el medio ambiente.

20130604

La reducción de las trabas administrativas para la creación de empresas en España (o “la vida es sueño”)

La reducción de las trabas administrativas para la creación de empresas en España (o “la vida es sueño”)

Por Juan Santaló el 04/06/2013


Hace poco cayó en mis manos el documento “Evaluación de las trabas administrativas para la creación de empresas” (podéis verlo aquí) y me impactó la multitud de esfuerzos que se han hecho en España durante los últimos años para reducir las cargas administrativas que sufre nuestro tejido productivo. Este no es en absoluto un tema baladí porque un estudio de la OCDE en el 2001 estima que los costes administrativos en España representaban el 5,6% del PIB aunque otras estimaciones lo reducen al intervalo de entre el 3,6% y el 4.6% del PIB, que sigue siendo una cantidad muy considerable (ver aquí http://www.cpb.nl/sites/default/files/publicaties/download/memo136.pdf). En este post quiero describir brevemente las iniciativas acometidas en España para reducir los costes administrativos de la creación de empresas y reseñar los aparentemente buenos resultados en papel para acabar con una reflexión escéptica sobre cuanto realmente hemos avanzado en este tema.

Los esfuerzos por reducir las cargas administrativas para la creación de empresas y los buenos resultados sobre el papel

El documento mencionado más arribe enumera todas las iniciativas para la simplificación, reducción y agilización de la tramitación para la creación de empresas acometidos desde finales del siglo pasado. Es una lista muy larga: la red de ventanillas únicas empresariales de 1999, la Ley de Sociedad Limitada nueva empresa del 2003, el Plan de fomento empresarial del 2006, la Ley de medidas de impulso de la sociedad de la información del 2007, las Medidas del Plan de Acción de reducción de cargas administrativas del 2008, la Transposición de la Directiva de Servicios del 2009, el Real Decreto Ley 13/2010 de reducción de plazos y agilización de tramitación de algunos tipos de Sociedad Limitada del 2010 y la Ley de Economía sostenible del 2011. De manera explícita, el Plan de Acción para la reducción de las cargas administrativas derivadas de la regulación marcaba el objetivo de reducirlas un 30% en 2012. ¿Se ha conseguido?

Las Tablas 1 y 2 muestran los avances que se han conseguido desde el año 2007 al año 2011 en reducir el tiempo y el coste necesarios para realizar los trámites conducentes a la creación de una nueva sociedad. Los números reflejan avances muy significativos. La última fila de la Tabla 1 muestra como para constituir una sociedad limitada se pasa de 36,05 días en el año 2007 a tan solo 6,125 días en el año 2011. Además, los costes monetarios de los trámites se reducen de €385,34 a €115,68.

Tabla 1: Tiempo y coste de trámites de la fase de constitución de una Sociedad Limitada


Fuente: Tabla 23 del documento “Evaluación de las trabas administrativas para la creación de empresas”

Los avances en los trámites necesarios desde el momento que las sociedades han obtenido la personalidad jurídica hasta que pueden empezar a operar también son considerables aunque varía en función de la actividad de la empresa. La Tabla 2 muestra como para todos los tipos de empresas el número de días para realizar los trámites que van desde la constitución de la sociedad hasta el inicio de actividades se han reducido significativamente. En el caso más extremo, una empresa de fontanería necesitaba 107 días en el año 2007 para empezar a operar mientras que en el 2011 el número de días se reducía a 18. Las reducciones en los costes son más modestas y de hecho, en el caso de las empresas industriales el coste aumenta ligeramente en lugar de disminuir pero aun así se ha reducido el coste en euros de iniciar la actividad para la mayoría de empresas.

Tabla 2: Número de días y coste de los trámites desde la constitución de la sociedad hasta el inicio de actividad


¿De verdad hemos avanzado?

Los números que acabamos de describir reflejan una mejora sustancial sobretodo en el tiempo necesario para constituir una sociedad e iniciar su actividad. Sin embargo hay una serie de consideraciones que llevan a pensar que estos avances en papel no se han traducido en la realidad en una mayor facilidad para la creación de empresas que tenga un impacto dinamizador en nuestro tejido productivo.

Para empezar, las estimaciones de más arriba han sido realizadas suponiendo que el emprendedor utiliza los trámites eligiendo la manera más rápida de hacerlo, en concreto se supone que el emprendedor utiliza los procedimientos telemáticos implementados por el Real Decreto Ley 13/2010 que permitía una forma de constitución de una sociedad Limitada Exprés Supersimplificada o Exprés Simplificada, ambos métodos de presentación son sustancialmente más rápidos. Sin embargo la triste realidad es que el uso de estos procedimientos rápidos es muy minoritario tal como muestra la Tabla 3. La manera que están configurados el uso de estos procedimientos (no todas las sociedades pueden constituirse utilizando los procedimientos simplificados) hace que en el período que va de Diciembre de 2010 a Diciembre del 2011 sólo un 15% de las sociedades que se crearon utilizaron uno de los dos procedimientos rápidos (si alguien sabe dónde puedo conseguir números más reciente por favor que me lo diga). Para el procedimiento mayoritariamente usado, el presencial, el número de días necesarios es hasta 33 días más alto que si se utiliza el procedimiento más veloz. ¿Hasta qué punto es representativa una reducción de cargas administrativas en procedimientos que casi nadie usa?

Tabla 3 Número de empresas constituidas desde 3/12/2010 a 31/12/2011 y período de tramitación


(*) Período que va desde la certificación negativa a despacho. Fuente elaboración propia en base a los datos de “Evaluación de las trabas administrativas para la creación de empresas”

Quizás debido a este pobre uso de los procedimientos simplificados, la percepción de los emprendedores y agentes al ser consultados sobre la evolución de las cargas administrativas no refleja demasiados avances tal como refleja una encuesta realizada por la Agencia Española de Evaluación http://www.aeval.es/es/index.html. Un 46,4% de los entrevistados piensa que los costes económicos de los trámites para la creación de una nueva empresa son más o menos los mismos en los últimos cinco años. De hecho, un 34,4% opina que han aumentado. Un 19,2% de los encuestados sí cree que ha habido una reducción. Lo mismo ocurre con respecto al tiempo empleado en realizar los trámites, mientras que un 26,5% considera que el tiempo ha disminuido un 23,9% opina que han aumentado mientras que un 49.6% encuentra que siguen más o menos igual.

Aún así, incluso si cerramos los ojos y nos olvidamos de que las mejoras reflejadas son mejoras en papel que no reales, las comparaciones internacionales son demoledoras. En el ranking del Banco Mundial del “Doing Business” del año 2013, España ocupa el lugar 136 de 185 países en lo referente a la facilidad para la apertura de un negocio.

Como conclusión, después de tantas leyes, directivas, reales decretos y planes de acción el tema la reducción de las cargas administrativas en España para la creación de nuevas empresas me recuerda al conocido monólogo de Segismundo: “…¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son “. Pues eso…

20130603

10 maneras en que los números engañan a los consumidores

10 maneras en que los números engañan a los consumidores

ENTRA a Starbucks y ve dos ofertas de café. La primera promete 33% extra de café. La segunda, una rebaja de 33% en el precio del café. ¿Cuál es la mejor oferta?

“¡Ambas son iguales!”, dirá, si es como los estudiantes que participaron en un nuevo estudio de mercado publicado en el Journal of Marketing. Y estaría equivocado. Las ofertas aparentan ser equivalentes, pero un descuento de 33% es equivalente a un aumento de 50% en cantidad. Ahora a las matemáticas: digamos que el café regular vale $1 por tres cuartos ($0,33 por cuarto). La primera oferta te da cuatro cuartos por $1 ($0,25 por cuarto) y la segunda te da tres cuartos por 66 centavos ($0,22 por cuarto). El resultado: recibir algo extra “gratis” se siente mejor que lo mismo pero pagando menos. Las aplicaciones de este simple hecho son enormes. ¿Vender cereal? No me hables del descuento. ¡Dime qué tan grande es la caja! ¿Vender un auto? Sáltate la conversación de los kilómetros por litro. Háblame sobre los kilómetros extra.

Existen dos amplias razones de por qué este tipo de trucos funcionan. Primero: los consumidores no tienen idea de lo que las cosas deberían costar, así que confiamos en las partes de nuestro cerebro que no son estrictamente cuantitativas. Segundo: aunque los humanos gastan en dinero (dólares o pesos) numerado, tomamos decisiones basados en pistas y pensando a media capacidad esa cantidad sin calcular.

Aquí hay otras 9 maneras en que los consumidores son malos en matemáticas, con la asistencia del historiador y autor William Poundstone.

Somos influenciados enormemente por el primer número

Entra a una tienda muy elegante y ve una cartera que vale $ 2 millones. “¡Aha, eso es tan estúpido!”, le dice a su acompañante. Después ve un increíble reloj por $ 500 mil. Comparado con un Timex, es exageradamente caro. Pero frente al precio de $ 2 millones que acaba de poner en su memoria, es una ganga. De esta manera, las tiendas pueden masajear o “anclar” tus expectativas de gastos.

Nos aterran los extremos

No nos gusta sentirnos tacaños, pero tampoco engañados. Ya que no estamos seguros de cuánto realmente valen las cosas, nos alejamos de precios que aparentan ser muy altos o muy bajos. Las tiendas pueden usar nuestros prejuicios hacia la moderación en nuestra contra.

Aquí hay una gran historia. A un grupo de personas se les ofreció dos tipos de cerveza: una premium por $ 2.500 y una en oferta por $ 1.800. Alrededor del 80% de las personas eligió la más cara. Luego, una tercera cerveza fue presentada, en una súper oferta por $ 1.600. El 80% compró la cerveza de $ 1.800 y el resto la de $ 2.500. Nadie optó por la más barata.

En un tercer intento, sacaron la cerveza de $ 1.600 y la reemplazaron por una súper premium por $ 3.400. La mayoría de las personas eligió la cerveza de $ 2.500, un reducido número optó por la de $ 1.800 y alrededor del 10% eligió la cerveza más cara de $ 3.400.

Estamos todos enamorados de las historias

En su libro Priceless, William Poundstone explica qué pasó cuando Williams-Sonoma añadió una máquina para hacer pan con un precio de $ 214 mil al lado de su modelo de $ 140 mil. Las ventas del modelo más barato aumentaron al doble y prácticamente nadie compró la máquina de $ 214 mil. Lección: si no puede vender un producto, intente poner algo casi idéntico pero dos veces más caro al lado de éste. Hará ver al primer producto como una ganga que tiene que tener. Una explicación es que a la gente le gustan las historias o las justificaciones. Ya que es terriblemente difícil saber el verdadero valor de las cosas, necesitamos historias para explicarnos a nosotros mismos nuestras decisiones. La diferencia de precio nos da una historia y una motivación: la máquina para hacer pan de $ 140 mil era como 40% más barata que el otro modelo, ¡aprovechamos una gran oferta! Buena historia.

Hacemos lo que nos ordenan

A los economistas especializados en comportamiento les encanta experimentar en las escuelas, donde han encontrado que alumbrar las frutas y poner una barra de ensaladas en el camino hacia los dulces hace que los niños coman más frutas y ensaladas. Pero los adultos son igualmente susceptibles a estos simples juegos. Astutos restoranes, por ejemplo, diseñan sus menús para llevar los ojos a los ítems que más entregan utilidad con cosas tan simples como fotos y cajas. Una buena regla de oro: si ve un plato en el menú que está sobresaltado o junto a uno realmente caro, probablemente ese producto entrega un alto margen al restorán y éste espera que lo vea y considere.

Dejamos que nuestras emociones nos dominen

En un brillante experimento del libro de Poundstone, a los voluntarios se les ofreció dinero en montos variables: mientras unos recibieron 10 dólares, a otros se les entregó solo un dólar. En los que se sintieron perjudicados, se les activó el corteza insular, zona del cerebro que se enciende ante estímulos como el dolor y los olores fuertes. Es decir, cuando creemos que nos están estafando, literalmente sentimos asco. Aun cuando sea una buena oferta. Poundstone compara esto con la experiencia del minibar. Es tarde, tiene hambre, hay unos Snickers justo ahí, pero está tan disgustado por el precio, que prefiere pasar hambre para evitar la sensación de sentirse estafado.

Nos hacemos más tontos con el alcohol, el tiempo y las decisiones

Cuando es joven y está ebrio en un bar, es probable que haga cosas estúpidas con extraños. “¿Estoy analizando completamente esta situación romántica?”. Es una pregunta difícil de responder después de siete copas de vino, así que es más probable que nos preguntemos algo más simple: “¿es él/ella linda?”. Cuando estamos ebrios, estresados, cansados o distraídos, es más probable que nos preguntemos cosas simples sobre comprar cosas. Dulces baratos y goma de mascar están localizados en las cajas de las tiendas, porque es ahí donde es más probable que los compradores exhaustos se consientan sin prestar atención al precio. Almuerzos con alcohol son buenos para hacer tratos, porque estrecha el rango de los factores complicados que podemos tener en nuestras cabezas al mismo tiempo.

Nos duelen los costos de transacción


En una columna de finanzas personales, Megan McArdle implora a sus lectores que se deshagan de sus pagos recurrentes, como membresías de gimnasios o suscripciones a periódicos que no usan. “No compre cosas que no consume”, parece un consejo bastante obvio, pero Megan tiene un punto muy bueno. Somos atraídos a suscripciones o membresías porque buscamos evitar los costos de transacción. Preferimos pagar un poco más que sufrir el dolor sicológico de sacar nuestra billetera y mirar cómo nuestro dinero se va en cada ida al gimnasio.

Estamos obsesionados con el número 9

Hasta el 65% de todos los precios del comercio terminan en el número nueve. ¿Por qué? Todos saben que $ 20 mil y $ 19.990 son lo mismo. Pero el número nueve nos dice algo simple: esto tiene descuento. Esto es barato. A esto le pusieron un precio porque alguien sabe que te gustan las cosas con descuento y baratas. En otras palabras, el nueve ha trascendido el estatus de precio encantador para convertirse en un cable de entendimiento silencioso entre el comprador y el vendedor sobre que un producto tiene un precio competitivo y justo. Poner un nueve en un plato de mariscos en un restorán lujoso es ridículo. Nadie que gasta $ 85.000 en langosta está buscando un descuento. Pero la persona que compra ropa interior sí lo está. La investigación ha mostrado, una y otra vez, que es más probable que este consumidor compre un producto que termina en nueve. Recuerde: comprar es un juego de atención. Los consumidores no están solo buscando productos, también pistas para encontrar productos que valgan la pena comprar.

Nos sentimos obligados por un fuerte sentido de rectitud


Ya he explicado cómo nuestro cerebro se muestra diferente enfrentado a una buena oferta o a una estafa. El cerebro del comprador está motivado por un sentido de rectitud. Un experimento del economista Dan Ariely nos muestra esto de forma increíble. Ariely fingió que él iba a una presentación de poesía. Le dijo a un grupo de estudiantes que los tickets costaban dinero, pero que se les regalarían los boletos. A otro grupo se le dijo que se pagaría por asistir. El primer grupo estaba ansioso, creyendo que obtendrían gratis algo de valor. El segundo grupo, en su mayoría, declinó la invitación, pensando que se les estaba obligando a ser voluntarios sin compensación.

¿Cuanto vale una presentación de poesía de un economista especialista de comportamiento? Los estudiantes no tenían idea. Ese es el punto. Yo tampoco lo sé. Ese también es el punto. ¿Cuánto “vale” una camisa? ¿Cuál es el “valor” de una taza de café? ¿Cuál es el “valor” de una póliza de seguro de vida? ¡Quién sabe! La mayoría de nosotros no lo sabe. Y como resultado, el cerebro del comprador usa solo lo que tiene a mano: señales visuales, emociones gatilladas, comparaciones y el sentido de la buena oferta versus una estafa. No somos estúpidos. Solo susceptibles.