- No usan el euro sino el eco, una "moneda libre" que se puede intercambiar por horas de trabajo o productos.
- Han organizado una red de asistencia médica, educativa y de acceso a la vivienda, basada en la confianza entre sus miembros.
- Se están expandiendo por el resto de la península. Francia e Italia inician experiencias similares.
Abre el primer CAPS
Acaba de abrir el primer CAPS, que para los socios de la cooperativa no es un ambulatorio, sino un Centro de Autogestión Primaria de Salud. Allí pueden encontrar «facilitadores de salud», personas que acompañan a los pacientes para buscar soluciones a los problemas médicos siguiendo la Holomedicina. No son personas tituladas y tampoco dan un diagnóstico. «Si nos rompemos una pierna iremos a urgencias», aclara Xavier Borràs, uno de los primeros socios de la Cooperativa.
En una de las espaciosas y modernas salas del edificio, cada día se ubica una guardería para niños de entre cero y tres años. Los padres del barrio se han organizado para cuidar y educar a sus niños. Además de los 30 euros que cuesta darse de alta de la Cooperativa (que devuelven si el socio lo deja), no tendrán que abonar más dinero. Pueden pagar con horas de trabajo o con ecos, su moneda propia.
Se trata de una «moneda libre», que no se imprime de forma física y que sirve para cualquier canje que se quiera hacer dentro de la red o incluso a terceros que les prestan servicios, como por ejemplo un oftalmólogo o productores agrícolas. La CIC usa el Community Exchange System (CES), un software en línea para gestionar la moneda.
El eco es la «moneda libre» que han adoptado las Cooperativas, Ecoxarxes, Núcleos de Autogestión Local y Proyectos Autónomos de Iniciativa Colectivizada. Les sirve para comprar productos 100% ecológicos, para pagar el dentista, parte del alquiler social o la guardería de los hijos. Cada eco equivale a un euro del mercado libre, aproximadamente. Un socio activo de la Cooperativa explica a 20 minutos que puede vivir con unos 150 ecos-básicos al mes. El término «básicos» viene a decir que los tiene que intercambiar en productos durante aquel mes. Con esta aportación sufraga la comida y la contribución voluntaria al sistema de salud pública mancomunado.
No se trata de ir contra el sistema, sino de salir del sistemaDisponen también de una oficina de vivienda, donde se asesora a quienes corren el peligro de ser desahuciados. Se les informa de las brechas que existen en el sistema para que se puedan beneficiar de ello. Se está incentivando el alquiler social y las "masoveries urbanes", una fórmula que viene a recuperar la figura catalana del "masover", una persona o familia que reside y explota un "mas", casa de campo propiedad de otro.
Tienen una moneda propia, un sistema sanitario autogestionado, una red educativa y una oficina de vivienda. Son cooperativas de autogestión y autoorganización, grupos de personas que viven al margen del sistema, toman decisiones en asamblea y basan la organización en la confianza. En Catalunya, ya hay 1.200 ciudadanos que han optado por esta manera de vivir y la implantación de estas comunidades se está extendiendo. La crisis y el movimiento de los indignados les ha dado alas.
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