20121030

El hombre que desafío a las poderosas corporaciones petroleras anglo-americanas.

El hombre que desafío a las poderosas corporaciones petroleras anglo-americanas.

Hubo un solo hombre en la historia que se atrevió a desafiar el poder de las corporaciones petroleras anglo-americanas.

Este hombre fue Enrico Mattei, presidente del ENI (Ente Nazionale Idrocarburi) italiano.

En los años cincuenta las grandes sociedades petroleras eran más o menos las mismas de hoy:

  1. Standard Oil Company de New Jersey (hoy Exxon Mobil)
  2. Royal Dutch Shell (anglo-olandese)
  3. Anglo Persian Oil Company (inglés, hoy BP)
  4. Standard Oil of New York (hoy Chevron)
  5. Socony (hoy Chevron)
  6. Standard Oil of California (hoy Chevron)
  7. Gulf Oil (hoy Chevron)

Mattei llamaba a estas corporaciones las “Siete Hermanas”. Ellas controlaban el 90% del petróleo mundial y tenían poder de vida o de muerte sobre cualquier economía.

Mattei desafió este poder, convencido que un verdadero desarrollo económico en Italia tenía que pasar por la disponibilidad de fuentes energéticas propias o a mejor precio del que ofrecían las Siete Hermanas.

Mattei empezó a buscar (y a encontrar) yacimientos de gas metano en la llanura padana, reduciendo los costes de abastecimiento energético un 25% en toda Italia.

Estableció un acuerdo comercial con el presidente egipcio Nasser para la utilización de los campos petrolíferos de El Belaym, concediendo al Egipto el 75% de los beneficios.

Las Siete Hermanas, desde hacía décadas, ofrecían el 50%.

En el mismo año, 1956, empezó negociaciones con Corteza Bayat, presidente de la Nacional Iranian Oil Company, ofreciendo el 75% de los beneficios a los iraníes.

A partir del mismo momento en el que Mattei empezó a excavar suelo italiano en busca de hidrocarburos las Siete Hermanas empezaron una campaña de denigración contra él, describiéndolo como “antiliberal”(!), “enemigo de América” y peligroso para la “estabilidad”.

Que un cartel de siete empresas que detiene el 90% del crudo mundial acuse a una nueva, que entra el mercado ofreciendo unas mejores condiciones a los productores primarios, de “antiliberal” no podía ser considerado menos que ridículo, pero como provenía de los americanos se pasó por alto.

Utilizando el Secretario de Estado Americano, el Embajador en Roma, la CIA, las mismas autoridades políticas italianas, las Siete Hermanas intentaron en todos los medios parar los piés a Mattei.

Lograron frustrar los acuerdos que tenía previstos con la Libia y con Irak (protectorado americano ya entonces, evidentemente), pero no pudieron impedir los que estipuló con Sudán, Nigeria y Tunisía.

Mattei era peligrosísimo para ellas no sólo por la evidente pérdida de cuota de mercado, sino por algo más profundo: por primera vez en la historia un país occidental firmaba un contrato con un país tercermundista y de Oriente Medio tratándolo de par a par.

Fuentes energéticas más baratas para el país importador, mayor riqueza para el país productor. El mundo habría podido cambiar: todos salían ganando, menos Siete…

La campaña mediática que las Siete Hermanas organizaron en contra de Mattei en EE.UU. no tuvo precedentes: se le acusó prácticamente de todo, a todos los niveles y con todos los medios. Se inventó incluso una acusación a drede: “neutralista”.

En 1961 Mattei logró un acuerdo de abastecimiento de petróleo y derivados con la URSS. Washington hizo gala de su mejor hipocresía acusando a Mattei de ser un “peligro rojo”, cuando hacían ya varios años que la americana Occidental Petroleum compraba crudo a Niñita Khrushev de forma secreta.

A raíz del acuerdo con la URSS, la gasolina en Italia bajó de 34,18 liras por litro a 24,18….

Las Siete Hermanas hicieron llegar un cheque en blanco a la mesa de Mattei. Mattei hizo caso omiso.

Informado de la increíble cantidad de dossier abiertos por la CIA sobre Mattei, el presidente Kennedy expresó la voluntad de conocer al dirigente italiano, quien empezó a preparar el encuentro con el presidente norteamericano.

El 27 de Octubre 1962 el avión en el que volaba Mattei explotó en el aire: ningún superviviente.

Un año después, Kennedy fue asesinado en Dallas.


Enrico Mattei

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